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Jueves, 30 de julio de 2015  |  NÚMERO 2 Acceda a nuestra hemeroteca
FERNANDO RIVERA, JEFE DE SERVICIO DE ONCOLOGÍA MÉDICA DEL MARQUÉS DE VALDECILLA
“La calidad de la asistencia se resiente si el oncólogo no investiga”
“El profesional da mucha importancia a saber trabajar en equipos multidisciplinares”, explica
 
Hiedra García Sampedro / Imagen: Miguel Fernández de Vega y Joana Huertas. Madrid
El jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, Fernando Rivera, asegura en esta entrevista que la Oncología va a vivir unos años “apasionantes”. Este entusiasmo es debido a los nuevos abordajes del cáncer que ya están aquí y que suponen un reto para el profesional. Sin embargo, Rivera advierte que sin suficientes médicos no se podrán abarcar completamente estos desafíos.

Rivera habla sobre las competencias del oncólogo.

En la encuesta de opinión realizada a los oncólogos se habla de la necesidad de adquirir nuevas competencias, ¿qué demanda el profesional para su formación?

El oncólogo actual tiene competencias distintas al del pasado, las ha ampliado y ha adquirido otras nuevas. Ahora mismo se da mucha importancia a saber trabajar en equipos multidisciplinares, con el resto de especialistas no oncólogos. Pero además, se demanda formación en la nueva Oncología, que son los biomarcadores que permiten una personalización de los tratamientos. Esto requiere conocimientos en biología molecular, que antes también teníamos, pero más superficiales.

Otro campo importante es la prevención, sobre todo relacionada con el consejo genético. Es una nueva oferta que tenemos para la población, y ahora mismo se cubre en buena parte de España. Prevenir es un área esencial en cáncer, concretamente, para el hereditario.

¿Qué porcentaje se estima que es cáncer hereditario?

Las cifras están entre un cinco y un diez por ciento de todos los cánceres. Otro porcentaje de pacientes tiene un componente genético pero no relacionado tan directamente con las familias. Podemos saber si un miembro de la familia ha heredado o no el gen susceptible de cáncer, y en el caso en el que haya riesgo hay una serie de maniobras de screening para detectar pronto la enfermedad y para comenzar el manejo psicológico de la situación. Todo eso es nuevo, antes no lo abordábamos, por eso hay que tener competencias en el campo de la prevención.

También son necesarias competencias en investigación, que es una parte importante del trabajo del oncólogo, pero ¿dispone actualmente el profesional de tiempo para dedicarse a investigar?

La situación ideal es que todo oncólogo haga asistencia, investigación, docencia y gestión. Todas esas áreas se complementan entre sí. Lógicamente, en un jefe de servicio el componente de gestión es más grande y la asistencia más pequeña, pero no debe dejarla totalmente. Por otro lado, un facultativo especialista de área (FEA), la mayor parte de su jornada ha de ser asistencial. Según porcentajes, entre el 70 y el 75 por ciento del tiempo debe ser asistencia, dependiendo del puesto del oncólogo. Si no se hace investigación o docencia porque la asistencia sobrecarga al profesional, a la larga acabará mermando la calidad de la atención prestada.

El ritmo de contrataciones debe acelerarse.

En el informe se dice que hay un déficit de oncólogos en España, ¿en qué se está notando?

Se ofrece un número muy sencillo para que cada hospital sepa cuántos oncólogos debería tener. Hacen falta 2,79 especialistas por cada 100 mil habitantes, es decir, que una zona o un hospital determinado tiene que ver qué población cubre y cuántos oncólogos debería tener. Pero una manera más ‘fina’ de determinar la necesidad es contar los casos nuevos, que además es el indicador para el cual existen escalas internacionales. Según el informe de SEOM, cada oncólogo debería atender 158 nuevos casos para atender óptimamente según sus cargas objetivas de trabajo.  Hay hospitales que se encuentran en el número ideal pero que no se relajen porque ese número va para arriba. Por otro lado, si el hospital está por encima de las cifras adecuadas, quizás está siendo poco eficiente.

Cuanto mayor sea el déficit, se perderá más calidad. El vacío de profesionales puede implicar una sobrecarga de trabajo que se aguantaría durante algunos años pero si es mantenida acabará quemando al profesional.

Fernando Rivera.

En la encuesta de SEOM se pone en evidencia que al oncólogo le preocupa la inequidad en los tratamientos…

En la encuesta hemos contado con un porcentaje muy significativo de oncólogos que han dado su opinión. Les preocupa que los pacientes accedan tarde o no accedan a las innovaciones terapéuticas que son realmente útiles y que existan diferencias según territorios o incluso hospitales. Es un campo que habría que negociar pero no tenemos datos objetivos sobre las inequidades o el acceso a los tratamientos, aunque desde SEOM estamos trabajando en un documento al respecto.

¿Cómo es el tratamiento actual del cáncer y qué perspectivas de futuro hay?

Estamos en un momento precioso de la Oncología, que no ha parado de avanzar. En los últimos 30 años ha habido un avance que puede parecer lento, pero que ha sido progresivo, como una escalera que se va subiendo poco a poco, y ahora estamos en un tramo muy alto, fruto de muchos años de investigación. Una de las vías en las que hemos avanzado es la identificación de subgrupos de pacientes según las características biológicas de su tumor, es decir, según biomarcadores específicos. Empezamos a ver ciertas alteraciones que a veces son compartidas por distintos tumores o a veces subgrupos pequeños. Esto significa que vamos personalizando los tratamientos o los combinamos. Estamos identificando también resistencias.

Otra de las vías, y que yo diría que ha sido espectacular, es la inmunoterapia. La inmunidad frente a los tumores es un mecanismo muy importante para combatirlos. Los tumores muchas veces escapan de la respuesta inmune modulándola o inhibiéndose hacia ella. Esa modulación ya se conoce en profundidad y ha empezado a dar sus frutos. Si vamos combinando la individualización, los tratamientos dirigidos o la inmunoterapia,  el abordaje del cáncer va a ser muy complejo, pero se nos vienen unos años apasionantes.

 

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